por Caren Andreoli para

Cambiar el juego

Martín Ron, Enrique Plantey y Micaela Díaz: rompieron las reglas y borraron los límites
de sus vidas

Quebrar las reglas podría ser una consigna para lanzarse a la vida. Volcar nuestra pasión en un deporte, un baile o un mural sin consignas previas. Pero para romper con las reglas y diseñar nuestro propio sueño se requiere decisión y dejar de lado los prejuicios y las limitaciones. En este desafío lúdico e inspiracional hay tres nombres: Martín Ron, Enrique Plantey y Micaela Díaz. Son tres artistas que se propusieron cambiar el juego y dar vuelta el tablero de la vida.

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Martín Ron empezó su relación con el arte a los 4 años. De chico, se destacó por sus dibujos y, en su adolescencia, por sus cuadros. “Empecé a apasionarme por una pintura que estaba más allá del cuadro porque sentía más adrenalina, había más incertidumbre y tenía mucha más visualización de lo que yo pintaba”, cuenta el reconocido muralista.

¿Su primera obra en la calle? Un túnel situado en su ciudad de origen, Caseros, Buenos Aires, exhibe en sus paredes sus primeras pinceladas callejeras: “Apliqué en la calle lo que yo ya venía haciendo.Lo que pintaba antes en chiquito y sobre tela, empezó a ser gigante y sobre cemento", relata Martín.

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Cambiar el juego desde
el trazo

“Estoy modificando desde mis trazos la vida de los demás”. Con propuestas de mensajes positivos, sin dejar de lado la técnica, Martín busca invitar a la reflexión a quienes observan sus murales. “Me gusta que las obras sean un respiro para quien pase y las pueda disfrutar”, asevera el artista.

Asegura que se deja sorprender por las paredes con que se va topando a su paso. Es raro que lleve a cabo un boceto y luego vaya a buscar la pared. Explica que la obra está en diálogo permanente con el entorno y guarda una relación de espacialidad con el movimiento: “En el mural nunca estás de frente, siempre lo recorres en movimiento”.

Cuando no hay consignas, el artista se potencia y despliega toda su creatividad. “Yo busco que mis obras sean una situación agradable, que sean hipnóticas y te cuelgues a verlas. Y que te saquen una sonrisa y te plantees muchas preguntas. Y que inspiren a otras personas a seguir su propio corazón. Mis murales salen a buscarte a vos”, interpela.

“Uno hace arte popular en lugares que están abandonados y necesitan pintura.
El mural tiene que mejorar el lugar, sino no pinto”, confirma Ron.
“Cuando me preguntan si cambio las reglas del juego: siempre. De alguna manera
es poner en crisis lo establecido.
Es resignar la comodidad de la casa
por la incertidumbre de la calle”, provoca Martín.

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Enrique Plantey es neuquino y desde pequeño vive al deporte como una pasión. De chico no se despegaba de su pelota de fútbol, pero un grave accidente automovilístico a sus 11 años marcaría un antes y un después en su vida, y lo dejaría sobre silla de ruedas.

Fue cinco años después, en un viaje con amigos a San Martín de los Andes, Neuquén, que se enfrentaría al desafío de quebrar los límites.

“Mis amigos iban a esquiar, yo solo iba a estar con ellos. Una persona me vio en la silla de ruedas y se acercó a preguntarme si quería probar el esquí adaptado. Me encantó. Ellos aprendieron a enseñarme y yo aprendí a esquiar. En ese momento, el deporte estaba naciendo en el país, no sabía que había competencias, nada. Solo sabía que estaba la posibilidad de esquiar”, recuerda Enrique que es hoy uno de los referentes del esquí adaptado en la Argentina y el mundo.

“Tuve que reinventar el deporte en mi vida”, revela Enrique

Lo que empezó como una diversión, se convirtió en un pilar esencial de su vida. Distintas competencias como torneos en Estados Unidos e Italia lo acercaron a su primera meta.

Rusia 2014, el camino olímpico. En el 2013, Enrique corrió una carrera y logró entrar, como subraya entre risas, “con lo justo”. Eso le dio la posibilidad de llegar a los Juegos Paralímpicos de Sochi 2014. “Los ciclos duran 4 años y empezamos a trabajar. En ese momento no había tanto apoyo como el que tenemos hoy, ya que es un deporte bastante costoso para practicar. Principalmente porque tenés que perseguir la nieve por todo el mundo”, explica. Con la compañía y apoyo de su novia, el esquiador se presentó en la cita máxima del deporte: “Llegar a la villa olímpica es el sueño de cualquier deportista y estar ahí es increíble”.

Desde ese momento, a Enrique se le abrió un abanico de posibilidades y competencias, en un mundo mucho más profesional, con entrenador y apoyo del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD). En la categoría sentado, el deportista se entrena en diferentes pistas del mundo y va tras la gloria en medio de la montaña. Llevó la bandera argentina en los Juegos Paralímpicos de Corea 2018 y hoy se prepara para volver con todo a las pistas. Beijing 2022 lo espera.

Cambiando las reglas

Con el apoyo de Fila, Enrique logra transmitir su mensaje de aliento a sus seguidores. “Desde mi mirada como deportista, que vengan empresas como Fila a apoyar y vean que vos estás haciendo cosas para cambiar las reglas del juego, yo lo celebro”, indica el profesional.

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“Desde los 11 años estoy en sillas de ruedas y mi vida no tiene ningún límite. Es mucho más fácil de lo que las personas imaginan, es moverse de otra forma, es cambiar el chip, la silla te lleva a donde vos querés. Y terminás haciendo lo mismo que hacen todos los demás, pero sentado. El deporte ayuda muchísimo a que la mirada cambie”, subraya Plantey.

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A los 6 años, por primera vez Micaela Díaz fue consciente de su cuerpo. “Fui consciente porque la sociedad me hizo dar cuenta de que tenía un cuerpo gordo. Yo no me había enterado hasta que el mundo entero me lo hizo notar”, detalla la reconocida actriz, modelo y bailarina.

Y agrega: “Crecí con esa idea que, con un cuerpo
que ocupa un poco más de volumen que otro,
todo me iba a costar mucho más.
Desde el hecho
de ir a comprar ropa, entrar a 20 locales y terminar volviendo
a casa llorando con un pedazo de tela que luego
mi mamá transformaba en un lindo vestido para mí, a medida.
Era la caricia después de la cachetada”.

Sin embargo, había una fuerza especial en Micaela que hizo que no se detuviera. Tras años de aprendizajes y experiencias en la comedia musical, a los 18 años decidió partir a México en búsqueda de su nuevo destino. “Creía que por el cuerpo que tenía iba a ser difícil encajar en los medios”, cuenta la actriz con más de 370 mil seguidores en Instagram.

La primera piedra en el camino

En México, de la noche a la mañana Mica asistió a un casting en el que le propusieron desfilar en ropa interior. “Lo que a mí me había dado vergüenza toda mi vida a la hora de ir a la playa, hoy me estaba dando de comer. Fue un despertar, me di cuenta de que el problema no había sido la sociedad o lo que me hicieron creer, el problema es que yo me creí todo eso”, determina con firmeza hoy a sus 25 años.

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“Cuando te aparece la piedra te dice para dónde ir, no te está frenando”. Una frase que la bailarina repite y transmite a sus seguidores. Tras un cambio radical en su actitud y en su forma de apreciar la vida, “Daisy” llegaría como su primer gran proyecto de actuación de la mano de Disney. “Daisy representa la historia de mi vida, es como si lo hubiera escrito yo. La danza la salvó, la hizo ir por un camino de autenticidad. Es como si me hubieran dado un altavoz para dar ese mensaje que tanto me hubiera gustado escuchar cuando era más chica”, explica.

Con la meta puesta en el arte y en la ayuda a los niños a través de alentadores mensajes, Mica trabaja junto al squad de Fila para demostrar su pasión por la danza y principalmente, su cambio de juego. “Siempre me encantó posar, sacarme fotos, y siempre soñé trabajar para una marca internacional como Fila. Cuando llegó esta oportunidad, encima con un mensaje que me representa, con la posibilidad de contar mi historia y cambiar el juego, lo sentí como si hubiera estado hecho para mí. Como si lo hubiera pensado yo. Terminé de grabar el video y me puse a llorar de felicidad”, recuerda emocionada la modelo.

“Cambiar el juego fue darme cuenta de que las limitaciones habitan solo en la mente. Vamos, cambien las reglas del juego, escriban la historia que quieren escribir. Es tu vida, dalo todo”, alienta Micaela.