“El que ayuda a los demás, se ayuda a sí mismo”
León Tolstoi, novelista y pensador ruso
Hay momentos en los que se necesita contar con una ayuda, con una mano amiga. Existen programas pensados para brindar una herramienta laboral y fortalecer a cuidadores informales, como madres, padres o familiares.
El mundo se encamina a una situación que, de no tomarse las medidas correctas, puede llegar a provocar un gran problema sanitario en el futuro: la soledad. El aumento del promedio de edad y la expectativa de vida de la población, en particular en los países desarrollados, es causado principalmente por una mayor longevidad provocada tanto por las mejoras en la calidad de vida como por los avances científicos en el tratamiento de las enfermedades.
Además, la tasa de dependencia (relación entre población dependiente y activa) tiende a invertirse de la mano de la reducción de las tasas de natalidad y mortalidad. La accesibilidad de las distintas poblaciones al servicio de la salud no es equitativa, lo que hace inevitable tomar medidas que promuevan la equidad y accesibilidad. Por eso, es necesario ayudar en el cuidado de grandes grupos de personas que, por distintas razones, se encuentran en situación de vulnerabilidad.
Con esta premisa las organizaciones de salud comienzan a trabajar en nuevas líneas de abordaje:
El curso Arte de Cuidar (ADC) brinda herramientas formales para desempeñarse en forma adecuada en el cuidado de personas, sean niños, adultos mayores o personas que requieran cuidados por distintos motivos. En el caso de los niños, el objetivo es fortalecer a los adultos a cargo para promover una crianza respetuosa que impacte en sociedades futuras menos violentas. El aumento de la expectativa de vida genera el desafío de contar con gente formada para cuidar adultos fomentando su autonomía.
Esta propuesta, de carácter teórico práctica, es gratuita y abierta a la comunidad. Se lleva a cabo desde hace 19 años, en distintas ciudades del país a través de la red de filiales de OSDE, en articulación con distintas universidades y/o municipios locales.
EL ARTE DE CUIDAR A LOS ADULTOS
84
ediciones
22
ciudades de todo el país a través de la red de Filiales OSDE
más de 3.000
personas formadas
EL ARTE DE CUIDAR NIÑAS Y NIÑOS
24
ediciones (las últimas cuatro a partir del ASPO en modalidad virtual)
más de 10
ciudades
más de 1.000
personas formadas
La necesidad de contar con un recurso formado para el cuidado no atañe solamente a personas que transitan una enfermedad o poseen una discapacidad. En muchos casos, personas en edad avanzada precisan de una figura formada para acompañarlos en todas sus actividades de la vida diaria con el objetivo de prevenir posibles lesiones o enfermedades y promover, de este modo, envejecimientos más saludables.
ADC responde a la estrategia de gestión sustentable de OSDE haciendo foco en la prevención y promoción de la salud y en el fortalecimiento de las comunidades en las que se encuentra presente. Los contenidos y prácticas que forman parte del programa se encuentran sustentados en dos pilares: calidad y respeto. Su objetivo es promover el compromiso ético necesario para el desarrollo de la tarea, favoreciendo la autonomía de las personas cuidadas.
La planificación e implementación de “Asistentes en el Arte de Cuidar” tuvo como objetivo satisfacer una doble necesidad:
1
la de muchas personas que, en un contexto de crisis socioeconómica en el país habían quedado excluidas del mercado laboral y necesitaban herramientas que les permitieran volver a insertarse de manera digna, sólida y genuina;
2
la necesidad social de contar con una figura que pueda actuar como sustituto familiar capacitado para poder cuidar a personas que requieran esta asistencia.
Además, desde 2017 se realizan jornadas de actualización en las que, de la mano de un profesional especializado, se abordan distintas temáticas sugeridas por los mismos cuidadores a partir de sus experiencias laborales. Estos encuentros resultan muy valiosos ya que no sólo brindan nuevas herramientas de formación, también contribuyen en su proceso de capacitación continua y funcionan como espacios de encuentro y de intercambio de experiencias que permiten conocer necesidades y evaluar nuevas posibilidades de abordaje.
En resumen, OSDE entiende el curso “Asistentes en el Arte de Cuidar” como una iniciativa clave en su estrategia de gestión sustentable con gran impacto en la comunidad, ya que encierra diversos atributos que la hacen relevante en materia de sustentabilidad: sostenibilidad del proyecto, alcance territorial, alineación al negocio, triple impacto y articulaciones y alianzas para su implementación.
A partir de encuestas realizadas a los egresados, se extrae que:
64,5%
continuó capacitándose en temáticas relacionadas (acompañante terapéutico, gerontología, enfermería, etc.)
77,7%
asegura que el curso le permitió encontrar trabajo como cuidador.
Alejandra Rodríguez tiene 48 años y vive en la ciudad de Neuquén. Es cuidadora domiciliaria. En 2017 su vida no atravesaba un gran momento. Si bien se desempeñaba como cuidadora domiciliaria, jamás se había capacitado. En ese devenir sin rumbo fijo se enteró de los cursos de formación que ofrecía la Fundación OSDE junto con la Municipalidad de Neuquén y el CMIC Equipo de Salud. Allí su suerte cambió. Fue el incentivo para continuar estudiando y, de esta manera, obtener más y mejores posibilidades laborales. Como no la estaba pasando nada bien, cada encuentro con el docente del curso, era muy movilizante. La mayoría de las veces salía del establecimiento con lágrimas en los ojos de la emoción. Caminaba hasta su casa y reflexionaba todo lo aprendido en esas horas del curso.
Los lazos humanos que logró establecer en el curso continúan hasta el día de hoy. En la actualidad, estudia la tecnicatura de acompañante terapéutico y la tecnicatura en lengua de señas. Su próximo paso será sumarse a algún grupo de formación en el campo gerontológico.
“La formación es indispensable para mejorar en la calidad de atención y que nuestro trabajo sea mejor remunerado. Si alguien me pregunta, no lo dudo, la capacitación es necesaria y hace la diferencia. Lo que aprendí me sirvió no sólo en el aspecto laboral sino que también lo aplico en mi vida diaria”, concluye.
“El curso de Asistente del Arte de Cuidar me cambió la vida. Me ayudó a descubrir mi vocación”, afirma Miryam Cardilli, vecina de Boulogne, que egresó junto con su marido del curso que brinda la Fundación OSDE en alianza con el Municipio de San Isidro. Antes del inicio de la pandemia Miryam, comenzó a trabajar en un geriátrico. El cambio de vida fue tal que estableció un vínculo especial con Delia, una señora de 93 años sin movilidad y con problemas cardiovasculares. “Los hijos notaban su deterioro, pero no la podían cuidar. Entonces, con mi marido, les propusimos llevarla a mi casa porque teníamos una habitación disponible”. Es por eso que Delia se instaló en la casa de Miryam y su vida también dio un giro. Allí, la esperaba una habitación especialmente acondicionada para ella. Los cambios fueron notables: pasó de pesar 35 kilos a cerca de 60; su problema coronario se estabilizó y comenzó a realizar ejercicios para sus piernas.
Juan Mujica realizó el curso cuando su esposa se encontraba embarazada de su hija y, si bien la madre no pudo asistir por estar en reposo, admiten que los conocimientos que incorporó Juan fueron claves para entender diversos aspectos de la crianza. “Esta hija vino con una especie de manual bajo el brazo", comentó risueño. El arte de cuidar niñas y niños es una propuesta que comenzó en 2002 con el objetivo de acompañar el crecimiento de los más chicos de manera respetuosa. Una crianza adecuada y saludable es imprescindible para el desarrollo de las personas. Los adultos a cargo son las figuras fundamentales en esta etapa. Por este motivo, esta capacitación brinda las herramientas necesarias para madres, padres, familiares y cuidadores, con la intención de fomentar crianzas adecuadas y saludables que impacten a futuro, en sociedades más sanas y menos violentas.
Ayudar a los demás es una manera de ayudarse a uno mismo. Esos héroes que dedican su vida a acompañar a los que más lo necesitan ven su recompensa día a día. La posibilidad de ofrecer una mejor calidad de vida a las personas ya es motivo de orgullo.