En ese sentido, no todos los cafés son iguales, debido a que sus granos, tipo y especie varían. Según destacan los especialistas de Nescafé, la experiencia sensorial que se obtiene con esta infusión siempre está ligada a su región de cultivo, refleja su clima y evoca sus sabores.
Nescafé cuenta con plantaciones de café distribuidas por todo Brasil en zonas óptimas para su cultivo, ya que el clima tropical del país ofrece al grano cualidades como un aroma único y un sabor intenso.
Al sureste de Brasil se encuentra Espíritu Santo, un importante estado productor de café donde la variedad conilón ocupa el primer lugar entre los principales productos agrícolas del destino.
Una región que remite a sabores que rememoran una tarde de lluvia en invierno con un cielo cubierto de nubes, donde una taza de café espera en el sofá. Notas amaderadas y un amargor sugestivo que se vincula a un ambiente ahumado y terroso, mientras cierto dulzor y aroma comienza a hacerse presente en una experiencia 100% sensorial.
Espíritu Santo posee una cadena montañosa de clima templado y una altitud que varía entre los 700 y mil metros. En este territorio se producen parte de los cafés más populares del mundo, tales como las “Arábicas Mundo Novo”, “Catuaí” y la “Robusta Conilón”, que desarrolla una infusión de gran cuerpo, un retrogusto prolongado y baja acidez.
Las dos primeras variables están relacionadas -como lo están en la mayoría de las regiones cafetaleras del mundo- con la temperatura ambiente local, las precipitaciones, la humedad relativa, la exposición al sol y otros sucesos en la atmósfera que tienen una influencia directa en los frutos. Bajo estas condiciones, los atributos sensoriales se transforman en una taza de café potente con sabor intenso.
En cuanto a su procesamiento, Espíritu Santo tiene una especial técnica de cosecha bajo su clima soleado y seco, donde el café se extiende al sol hasta que su humedad se reduce, para luego ser descascarado y tostado.
Es allí donde las características de la región se traducen en sabores y aromas que invaden los frutos de la planta de café. Luego, un prolongado tueste enfatiza las cualidades aromáticas y sensoriales y desarrolla un cuerpo más denso y una intensidad característica de las robustas naturales de la región.