Una mujer riéndose mientras toma café

La cultura de un buen café: sabores que nacen en el origen de sus granos

Tanto en Argentina como en el mundo, una taza de café se convierte en una experiencia única. Algunas personas lo toman como un ritual, mientras que otras disfrutan un reencuentro con seres queridos con distancia o, por qué no, un momento de reflexión en medio de una larga jornada laboral. Dulce, amargo, intenso, suave o aromático son algunos de los sabores que despiertan los cinco sentidos y ponen a prueba el paladar. Para esto, el origen de sus granos resulta fundamental, ya que

las plantaciones, suelos y cultivos aportan a cada variedad un matiz diferente

.

Una taza de café

En ese sentido, no todos los cafés son iguales, debido a que sus granos, tipo y especie varían. Según destacan los especialistas de Nescafé, la experiencia sensorial que se obtiene con esta infusión siempre está ligada a su región de cultivo, refleja su clima y evoca sus sabores.



Nescafé cuenta con plantaciones de café distribuidas por todo Brasil en zonas óptimas para su cultivo, ya que el clima tropical del país ofrece al grano cualidades como un aroma único y un sabor intenso.

hombre trabajando en plantaciones de café de Brasil

Al sureste de Brasil se encuentra Espíritu Santo, un importante estado productor de café donde la variedad conilón ocupa el primer lugar entre los principales productos agrícolas del destino.

Plantas de café

“Allí nace Nescafé Dolca Orígenes Espíritu Santo, un café que nos trae la expresión del suelo donde creció y que destaca la comprensión de una cultura, lo característico de sus tierras y el color de sus sabores en armoniosa convivencia con la naturaleza”

, asegura Max García, Coffee Expert de Nescafé.

frasco de Nescafé Dolca Espíritu Santo
Fruto del café

Una región que remite a sabores que rememoran una tarde de lluvia en invierno con un cielo cubierto de nubes, donde una taza de café espera en el sofá. Notas amaderadas y un amargor sugestivo que se vincula a un ambiente ahumado y terroso, mientras cierto dulzor y aroma comienza a hacerse presente en una experiencia 100% sensorial.

Espíritu Santo posee una cadena montañosa de clima templado y una altitud que varía entre los 700 y mil metros. En este territorio se producen parte de los cafés más populares del mundo, tales como las “Arábicas Mundo Novo”, “Catuaí” y la “Robusta Conilón”, que desarrolla una infusión de gran cuerpo, un retrogusto prolongado y baja acidez.

Una mujer trabajando, corta los frutos del café

Desde Nescafé confían que el encanto detrás de esta combinación única de sabores no es casual, sino que tiene que ver con una conjugación de variables muy importantes: clima, procesamiento y la genética propia de esta variedad.

Granos de café

Las dos primeras variables están relacionadas -como lo están en la mayoría de las regiones cafetaleras del mundo- con la temperatura ambiente local, las precipitaciones, la humedad relativa, la exposición al sol y otros sucesos en la atmósfera que tienen una influencia directa en los frutos. Bajo estas condiciones, los atributos sensoriales se transforman en una taza de café potente con sabor intenso.

En cuanto a su procesamiento, Espíritu Santo tiene una especial técnica de cosecha bajo su clima soleado y seco, donde el café se extiende al sol hasta que su humedad se reduce, para luego ser descascarado y tostado.

Frutos de café
Granos de café

Es allí donde las características de la región se traducen en sabores y aromas que invaden los frutos de la planta de café. Luego, un prolongado tueste enfatiza las cualidades aromáticas y sensoriales y desarrolla un cuerpo más denso y una intensidad característica de las robustas naturales de la región.

Aromas que invaden los sentidos y un momento especial que propone una conexión con el origen de cada sabor convierten al café en una infusión perfecta para disfrutar en cualquier momento del día.

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