Termas es sinónimo de relax y salud, y esa es la propuesta de las Termas de Almirón, con una particularidad: a diferencia de las aguas termales de la región, su agua es salada. Ubicadas en la zona de Almirón y Guichón, tiene piscinas con diferentes temperaturas, así como un centro de spa que ofrece tratamientos antiestrés, flores de Bach y remedios naturales del Queguay, entre otras tantas opciones.
Si además de relax se busca algo de adrenalina, se puede conocer el primer parque acuático con aguas termales de Sudamérica, ubicado en la localidad de Salto. Piscinas con olas artificiales, toboganes gigantes, ríos lentos para navegar con gomones, tirolesa, kamikaze e hidrotubos se suman a las propuestas para chicos de Acuamanía y Parque Salto Grande.
En ese sentido, recorrer el renovado Museo de la Revolución Industrial en la fronteriza Fray Bentos permite recuperar el estilo de vida de principios del siglo veinte de toda la región. El propio edificio donde funciona cuenta la historia de una de las principales fábricas de productos cárnicos del continente, conocida como “la gran cocina del mundo”.
La historia también se conjuga con la naturaleza y es lo que se puede encontrar en el sendero
turístico La Yeguada, donde se conservan las huellas de
Es el sello del turismo en Uruguay y el otoño ofrece su particular paisaje navegando por entre los Esteros de Farrapos y las islas del Río Uruguay en el Parque Nacional ubicado en Nuevo Berlín, a 45 kilómetros de Fray Bentos. A las aventuras de pesca, se puede sumar una propuesta muy singular: conocer una colonia de abejas en plena labor y aprender el oficio de la mano de un apicultor local.
Para darle un tinte particular a las vacaciones en Uruguay, los jóvenes y las
familias pueden
sumarse a las tareas de la organización Bilú Guidaí, especializada en conservación y
ecoturismo. Con guías expertos en la fauna y la flora de la zona, proponen
hacer senderismo
y navegar por las islas Barrientos y Sauzal, ubicadas sobre el Río
Negro, y disfrutar del
avistaje de animales autóctonos y de
paisajes increíbles.
En tanto en la isla Barrientos el paisaje es cerrado debido al predomino del monte indígena criollo -donde viven animales como el capincho y el cardenal imperial-, en la isla Sauzal se camina entre laureles mini, hurones, lobitos de río y tatís.
Al volver al ámbito urbano, la ciudad de Tacuarembó responde a la típica idiosincrasia uruguaya. Allí, en pleno corazón oriental, se puede realizar una actividad por demás atípica: conocer los secretos de la cría del esturión, de la producción de caviar y degustarlo en las instalaciones del mayor exportador de América Latina.
Un imperdible en Uruguay es Colonia de Sacramento, icónica ciudad
colonizada por españoles y
portugueses a finales del siglo XVII. Más allá de sus recorridos típicos, como la empedrada
Calle de los Suspiros y el Portón de Campo, se encuentra la ahora renovada Plaza de
Toros,
en la zona del Real de San Carlos. A 111 años de su construcción, fue reciclada y se
convirtió en un atractivo centro cultural
y paseo.
Entre las miles de alternativas que Colonia de Sacramento ofrece al turista, los más intrépidos pueden visitar el Fly Club Parapente y vivir una verdadera excursión por los cielos de la región. Con sedes itinerantes en las localidades de Florida, Maldonado y Colonia, además de vuelos en parapente, el club también tiene la opción de saltos en paracaídas.
Ya sosegados, queda disfrutar de un buen vino y llevarse unos cuantos de regreso para regalar a familiares y amigos o, simplemente, apaciguar la nostalgia e ir planificando las próximas vacaciones en Uruguay. Por eso, una excelente opción de paseo para el otoño y el invierno es hacer el circuito enoturístico por las bodegas de la ciudad de Carmelo.